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Los primeros 1000 días de vida y la prevención de enfermedades no transmisibles


Los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los primeros dos años, se considera la etapa más importante del desarrollo que tendrá más impacto en el resto de la vida del individuo. En esta etapa, en el que el aumento en tamaño y la maduración del cerebro son más rápidos que en cualquier etapa de la vida. Es importante una nutrición adecuada y un entorno favorable para determinar el desarrollo de las capacidades futuras de las personas para conocer y responder al mundo.

Se estima que más de 200 millones de niños menores de cinco años en países en vías de desarrollo no alcanzan un desarrollo adecuado por pobreza, malnutrición, deficiencias de salud y cuidados insuficientes. Los primeros 1000 días de vida son sumamente importantes para el desarrollo físico y cognitivo y estos son afectados por diversos factores biológicos como el estado de nutrición de la madre antes y durante el embarazo, la edad gestacional, el peso al nacer, la duración de la lactancia materna, la malnutrición infantil y las infecciones en la infancia.

La alimentación de la mujer durante la etapa del embarazo y la del niño en los dos primeros años de vida, se considera cruciales para el desarrollo de ese momento y en las etapas futuras. En este sentido se trata de optimizar una nutrición con el aporte de nutrientes al niño en su desarrollo lo que se considera una programación nutricional temprana. Al cumplir los 2 años el cerebro está listo para enfrentar nuevos retos y experiencias de aprendizaje, además el razonamiento y el pensamiento ya es complejo.

El problema de las enfermedades no transmisibles

Las enfermedades no transmisibles son enfermedades crónicas no infecciosas que progresan lentamente durante periodos de tiempo, las cuales comparten factores de riesgo, con determinantes básicos y oportunidades de intervención.Uno de los determinantes más importantes para del desarrollo y de la función de órganos y sistemas, este se considera un factor importante para la prevención de las ENT y de la salud futura.

Los primeros 1000 días en la prevención de la obesidad y las enfermedades alérgicas.

Durante el embarazo, las necesidades de energía aumentan solo un 10% respecto a la ingesta energética antes del embarazo, es importante que dicho aporte energético se obtenga de proteínas, vitaminas y minerales. Es importante conocer los determinantes de la obesidad en las primeras etapas de la vida para desarrollar estrategias saludables desde la etapa prenatal. La obesidad materna duplica el riesgo de tener niños grandes para la edad gestacional, además un riesgo cinco veces mayor de desarrollar obesidad en la adolescencia para los hijos, respecto a embarazadas con normopeso y sus hijos.

El peso materno al inicio del embarazo y la ganancia de peso durante el mismo están asociados en forma positiva con la adiposidad del niño a los cinco años. En el caso de sobrepeso/obesidad al inicio del embarazo, se recomienda realizar desde el primer trimestre una intervención de alimentación, así como actividad física para las ganancias de peso recomendadas. En cuanto a la obesidad del padre siembre ha sido en menor grado que la de la madre. La realización de actividad física está vinculada con el peso de la madre durante la etapa del embarazo. En una revisión reciente de datos Cochrane señalan que las intervenciones con dieta, ejercicio o ambas ayudan a reducir la ganancia de peso en el embarazo.

Factores gestacionales y alergias en la infancia.

Existe una predisposición genética para el desarrollo de enfermedades alérgicas en el niño, pero además también existen factores ambientales a los que está expuesta la madre durante el embarazo, lo cual puede condicionar la predisposición a desarrollar alergia en edades tempranas.

Por tanto, la obesidad materna se asocia con mayor riesgo de enfermedades como asma y enfermedad respiratoria en niños. La causa puede estar relacionada con una programación adversa de señales inflamatorias ligadas a la obesidad de la madre.  En este sentido la ingesta de ciertas vitaminas como A, D y E y llevar una dieta mediterránea durante el embarazo que es rica en vitaminas antioxidantes se asocia con un menor riesgo de asma en los hijos. La vitamina E se recomienda en el primer trimestre para una mayor función pulmonar en niños de cinco años, lo que apoya a la programación fetal del crecimiento pulmonar en el útero materno. Diversos estudios señalan que la vitamina D durante el embarazo reduce significativamente el asma en niños, además del ácido graso omega 3 ayudan al balance del sistema inmune.

La microbiota intestinal

La microbiota humana se define como el conjunto de bacterias y otros microorganismos que residen en diferentes nichos del cuerpo humano, como la piel, la boca, el intestino, o la vagina entre otros.

El microbiota tiene funciones increíbles en la etapa temprana de la vida pues juega un papel importante en la programación temprana de las funciones intestinales de los órganos. La microbiota intestinal está formado por una comunidad bacteriana que está vinculada con la nutrición, el metabolismo y el balance del sistema inmune.

Diversos estudios han mostrado que existen cepas bacterianas específicas comunes entre el intestino, la leche materna y el intestino de los recién nacidos. Por lo tanto, la madre puede transferir las bacterias a sus hijos tanto durante la gestación como en el parto, dichas bacterias son clave para una colonización microbiana y un adecuado desarrollo del sistema inmune. La transferencia de microorganismos tiene un gran impacto en una de las etapas más críticas de la vida afectando al riesgo de desarrollar ciertas enfermedades no transmisibles a corto y largo plazo.

Periodo de lactancia exclusiva

La lactancia materna exclusiva se considera el mejor alimento para el neonato. Representa el vínculo maternofilial posnatal más importante, siendo el vehículo de comunicación inmunológico, microbiológico y psicológico entre la madre y el niño. La lactancia materna tiene un impacto positivo sobre la prevención de enfermedades infecciosas durante el periodo de lactante y en los primeros años de vida, además juega un papel importante en la programación de las enfermedades a largo plazo, especialmente previene el riesgo sobre el sobrepeso y la obesidad infantil y frente al desarrollo de enfermedades alérgicas.

Recomendaciones que ayudan a disminuir el riesgo de obesidad

  1. Modificar los hábitos dietéticos de los padres y en especial los de la madre, encaminados a tener un IMC antes de la concepción adecuado y una ganancia de peso correcta a lo largo del embarazo.
  2. La lactancia materna se asocia con un efecto protector frente a la obesidad.
  3. La introducción de alimentación complementaria no debe ser antes del cuarto mes. El uso de alimentos con un alto contenido de energía y en proteínas se asocia con un IMC mayor durante la edad infantil.
  4. El consumo de frutas y verduras se asocia a menor riesgo de obesidad. Ofrecer una variedad amplia de frutas y verduras será una buena estrategia en el primer año, la exposición repetida y un estilo de alimentación perceptiva, teniendo en cuenta la respuesta del lactante facilitarán su consumo.
  5. Las actitudes de los padres ante la alimentación, de sus hijos puede ser el factor que influye en el establecimiento de una conducta alimentaria. 
  6. Garantizar un consumo de grasas suficiente en este periodo. Se debe evitar un consumo de productos bajos en grasa durante el periodo de alimentación complementaria, pues una dieta baja en grasas se asocia a un rebote adiposo más temprano y obesidad posteriormente.
  7. Los padres deben actuar como modelo. El ambiente familiar en las comidas influye de forma importante en los patrones del consumo de los niños, además puede ser una herramienta útilpara establecer hábitos saludables. Se deben excluir las pantallas de televisión y otros dispositivos como imágenes.
  8. Estas medidas se deben acompañar con actividad física y un tiempo de sueño suficientes.

Como conclusión, los primeros mil días de vida son el periodo comprendido desde la concepción hasta los dos años. Se considera la etapa más crítica de la vida en el que la nutrición puede influir en el desarrollo la salud del futuro. Una adecuada nutrición y el aporte vitamínico de la mujer desde la etapa preconcepcional y tanto en la madre como en el producto, nos ofrece una ventana de oportunidad única para intervenir en la prevención de las ENT. La nutrición adecuada de la madre antes y durante el embarazo, así como la nutrición del lactante y del niño a temprana edad, es fundamental para ayudar a disminuir la carga de las ENT en los futuros adultos.

Autor: E.L.N. Ma. Rafaela Arellano Arellano


Bibliografía:

  • Berman Parks LLana,. Ortiz Ramirez  E, Pineda Bahena (2016). Los primeros 1000 días de vida, una mirada. Anales Médicos, 61 No. 4, 313,318.
  • Moreno Villares JM, Collado MC, L arqué E, Leis Trabazo MR, Sáenz de Pipaon M, Moreno Aznar LA. Los primeros 1000 días: una oportunidad para reducir la carga de las enfermedades no transmisibles. Nutr Hosp 2019;36(1):218-232