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NUTRICIÓN EN LA DIABETES GESTACIONAL

La diabetes gestacional (DG) es la alteración metabólica más frecuente durante el embarazo, afectando al 12% de las mujeres gestantes y representando el 87% de los casos de diabetes atendidos en unidades de control gestacional. Su prevalencia ha aumentado en las últimas décadas, en paralelo al incremento del sobrepeso/obesidad y la edad avanzada de las embarazadas. La DG es un factor de riesgo importante para complicaciones tanto maternas como fetales, como la macrosomía (exceso de peso del bebé), estados hipertensivos y otros problemas durante el embarazo. Un tratamiento adecuado y eficaz ha demostrado mejorar los resultados en términos de morbimortalidad materno-fetal.

El tratamiento de la DG se basa principalmente en una intervención dietética y nutricional, considerada la terapia de primera línea. Aunque en algunos casos puede ser necesario el uso de insulina, la nutrición adecuada durante el embarazo es esencial para cubrir las necesidades metabólicas de la madre, el feto y la placenta, al tiempo que se mantienen los niveles de glucosa en sangre dentro de los rangos objetivos. Además, promueve un estilo de vida saludable que puede prevenir la obesidad y disminuir el riesgo de diabetes tipo 2 en el futuro. Es crucial un seguimiento especializado por un equipo multidisciplinario, con un enfoque particular en el consejo nutricional.

El Grupo Español de Diabetes y Embarazo (GEDE) mantiene en la actualidad la recomendación de uso de los criterios de diagnóstico clásico del National Diabetes Data Group y 3rd Workshop-Conference on Gestational Diabetes Mellitus.

COMPLICACIONES MATERNO-FETALES Y EN LA DESCENDENCIA

El tratamiento adecuado y temprano de la diabetes gestacional (DG) es crucial para evitar complicaciones materno-fetales y alteraciones metabólicas a largo plazo en la madre y la descendencia. Entre las complicaciones maternas se incluyen infecciones urinarias, candidiasis, polihidramnios, preeclampsia y riesgo de prematuridad. Para el feto, los riesgos incluyen macrosomía, lo que aumenta la posibilidad de parto instrumental, cesáreas y distocias. A largo plazo, la DG está relacionada con alteraciones metabólicas tanto en la madre, como resistencia a la insulina, disfunción pancreática y mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 (DM2) y síndrome metabólico (SM). La descendencia también presenta un mayor riesgo de hiperglucemia, SM y resistencia a la insulina  en la adultez. El diagnóstico temprano y el seguimiento posterior son esenciales, ya que las mujeres con antecedentes de DG tienen un riesgo siete veces mayor de desarrollar DM2 tras el parto. Programas de alimentación saludable y cambios en el estilo de vida, como la lactancia materna y una dieta mediterránea, pueden mejorar el perfil metabólico y reducir la incidencia de DM2 en el postparto.

TRATAMIENTO DIETÉTICO Y NUTRICIONAL DE LA DIABETES GESTACIONAL (DG)

El tratamiento dietético y los cambios en el estilo de vida son fundamentales en el manejo de la diabetes gestacional (DG), siendo la primera línea de intervención, independientemente de los criterios diagnósticos o mecanismos fisiopatológicos. Alrededor del 70% de los casos de DG se tratan solo con medidas higiénico-dietéticas, sin necesidad de insulina. Un tratamiento adecuado de la DG está asociado con la reducción de complicaciones materno-fetales como preeclampsia, macrosomía y distocia de hombros, y puede promover un estilo de vida saludable. Sin embargo, la evidencia sobre la estrategia dietética más efectiva sigue siendo limitada. El objetivo principal de la nutrición y los cambios en el estilo de vida durante la DG, según las recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes (ADA), es controlar la glucosa, prevenir la cetosis y asegurar una ganancia de peso adecuada según los criterios del International Office of Medicine (IOM). Además, se deben considerar factores económicos, sociales y culturales al formular recomendaciones, fomentando hábitos saludables a largo plazo y promoviendo la actividad física. A pesar de la importancia de estos enfoques, no existe consenso claro entre las guías clínicas sobre aspectos específicos de la dieta, especialmente en cuanto a macronutrientes y tipos de carbohidratos

RECOMENDACIONES ACTUALES

*Aporte calórico

El grupo GEDE, siguiendo las recomendaciones de la Endocrine Society (EE. UU.) y el grupo alemán de Diabetes, Ginecología y Obstetricia, sugiere una dieta normocalórica de 2000-2200 kcal/día, con restricción energética moderada (nunca menor a 1700 kcal/día) en mujeres con sobrepeso. Se debe evitar la cetonemia y ajustar calorías en el segundo y tercer trimestre.

*Macronutrientes

Según la ADA (y parcialmente para el GEDE), en base a la ingesta dietética de referencia (RDI), para alcanzar el promedio de requerimientos diarios de nutrientes, todas las mujeres embarazadas deberían consumir un mínimo de 175 g de carbohidratos, 71 g de proteína y 28 g de fibra al día.

  • Hidratos de Carbono

El GEDE reconoce la no superioridad en ensayos clínicos de recomendaciones de ingestas de carbohidratos del 40% frente al 55%27, aconsejando finalmente una ingesta en torno al 40-50%. La mayor parte de las sociedades científicas en la actualidad aconsejan priorizar, siempre que sea posible, la ingesta de hidratos de carbono de bajo índice glucémico (IG) (ADA, ES y GEDE) y su distribución en 3 comidas principales y 2-3 aperitivos (ES y GEDE).

  • Grasas

La ADA se limita a recomendar la ingesta de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, limitando aquellas saturadas y evitando las grasas trans. El GEDE realiza recomendaciones más amplias aconsejando un aporte del 30-40% calórico, siempre y cuando cumplan con un patrón de dieta mediterránea. En la misma línea, aconseja el consumo de aceite de oliva como grasa monoinsaturada principal, y potenciar el consumo de grasa poliinsaturada con la ingesta de pescado azul y/o frutos secos.

  • Proteínas

Llamativamente, el GEDE al igual que la ADA, se limita a la necesidad de asegurar una ingesta de 71 gr de proteínas.

  • Micronutrientes

Suplementación con dosis más altas de ácido fólico (4-5 mg/día) al menos 1 mes previo a la gestación parece razonable dado el mayor riesgo de defectos del tubo neural31. Posteriormente podría reducirse a la dosis habitual (0,4-1,0 mg/día) tras el primer trimestre y hasta el final de la lactancia, como en el resto de las gestantes.

  • Patrón de dieta mediterránea

La dieta mediterránea es un patrón alimentario caracterizado por un alto consumo de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, nueces, semillas y aceite de oliva como grasa principal. Se centra en proteínas de origen blanco, pescado y limita el consumo de carnes rojas, lácteos y azúcares refinados. Este enfoque nutricional, bajo en índice glucémico (IG) y rico en nutrientes de alta calidad y antioxidantes, tiene efectos potencialmente antiinflamatorios. Aunque la evidencia científica aún es limitada, estudios han mostrado que la dieta mediterránea reduce el riesgo de insulina elevada, parto prematuro, cesáreas y macrosomía en mujeres con diabetes gestacional (DG). En 2020, el grupo GEDE incluyó la adherencia a este patrón dietético como recomendación para el tratamiento nutricional de la DG, respaldado por estudios como el realizado en el Hospital Clínico San Carlos. Aunque prometedora, aún faltan estudios comparativos entre la dieta mediterránea y otras dietas convencionales para confirmar su superioridad en mujeres con DG

La diabetes gestacional (DG) es un importante factor de riesgo para complicaciones materno-fetales y para el desarrollo posterior de diabetes tipo 2, síndrome metabólico (SM) y enfermedad cardiovascular. Aunque no existe un patrón nutricional definitivo, las dietas de alta calidad, como la dieta mediterránea, han demostrado mejorar el control glucémico y reducir complicaciones, además de prevenir trastornos metabólicos en la madre y la descendencia

E.LN. By. Evelyn Rosas