La evidencia científica destaca la importancia del desayuno y señala que es una de las comidas esenciales del día, con grandes ventajas en el desarrollo físico e intelectual de los menores. Sin embargo, investigaciones recientes coinciden en que la ingesta del desayuno es la que más se omite considerando que tiene más importancia de la que se da a la alimentación durante la infancia, especialmente cuando el niño ingresa al jardín o a la escuela. Un desayuno equilibrado aporta energía a lo largo de la mañana, además mejora los hábitos alimentarios, facilita la absorción de nutrimentos y establece funciones en el organismo digestivo. Los niños que reciben desayuno tienen un mejor estado nutricional y mayor rendimiento en la escuela.
En la etapa de la infancia y la adolescencia la nutrición y la alimentación tienen una gran trascendencia en la calidad de vida de la edad adulta. Durante la niñez el desayuno es esencial para cubrir las necesidades de energía, vitaminas, minerales, proteínas y grasas, debido a que en esta etapa ocurre un crecimiento acelerado, y el desarrollo intelectual de los niños requiere de adecuado suministro de nutrimentos. (Herrera, A. 2013).
Según la Norma Oficial Mexicana 043 SSA Para la Salud en Materia Alimentaria, el desayuno, así como el resto de las comidas del día debe contener al menos un alimento de cada grupo del “Plato del Comer”. Definiendo también el desayuno como el componente esencial de una alimentación completa, variada, equilibrada y adecuada. (Norma Oficial Mexicana, NOM-043 SSA2 2005).
De acuerdo con investigaciones recientes los autores nos aportan la definición “el desayuno es la primera comida del día, rompe el ayuno después del periodo del sueño, se consume dentro de las 2 ó 3 horas tras el despertar, está compuesto de alimentos y bebidas de al menos un grupo de alimentos y puede consumirse en cualquier lugar”. (López, A. Cuadrado E., & Peral, A., 2020).
La escuela es el lugar donde el niño aprende a convivir con la sociedad, los hábitos de los horarios, mantener la disciplina y a esforzarse intelectualmente para lograr un buen desempeño, esto permite que el niño empiece a independizarse del entorno familiar e inicie cambios en su conducta alimentaria. Actualmente la sociedad ha modificado los hábitos alimentarios debido a los cambios socioculturales, sociales, las nuevas tendencias sobre la propia imagen, la salud y la cultura alimentaria de la globalización. Además, la celeridad de la vida ha ido cambiando los estilos de vida, la falta de tiempo induce a consumir desayunos contrarreloj y como consecuencia una nutrición deficiente, que contribuyen a llevar hábitos inadecuados en la dieta durante el resto del día.
La cultura alimentaria marca las costumbres para seleccionar toda clase de alimentos nutritivos en el desayuno, sin embargo, es importante que esta comida incluya los nutrimentos esenciales de acuerdo con las necesidades individuales de los diferentes grupos de poblaciones y que su consumo sea en las primeras horas de la mañana sin remplazar las colaciones de los niños entre comidas (López A. Cuadrado E., & Peral A., 2020).
El bajo rendimiento escolar está asociado con los hábitos alimentarios inadecuados, debido a que incluyen un alto consumo de alimentos de baja calidad nutricional. El desayuno es una de las comidas principales, si se omite esta comida desfavorecerá el desempeño escolar, sin embargo, es la comida más omitida en el día. Estudios recientes han demostrado que los estudiantes que omiten estas comidas prestan menos atención en clase y presentan problemas de memoria desarrollando sus actividades con mayor cantidad de errores. (Herrera, A. & Criales, J., 2013).
De acuerdo con las investigaciones sobre el desayuno se ha comprobado que para conseguir un buen estado de salud es necesario tener una correcta alimentación y comienza por un desayuno adecuado, además se ha asociado con un mayor rendimiento físico e intelectual, previniendo deficiencias nutricionales. De igual manera, ayuda a conseguir una correcta distribución de las calorías a lo largo del día y por lo tanto al mantenimiento del peso corporal. La infancia y la adolescencia son las etapas de máximo crecimiento, el desayuno en estas edades juega un papel decisivo en el óptimo desarrollo. La infancia se considera el mejor momento para formar los hábitos alimentarios correctos. (Carbajal, A. & Pinto, J.A. 2006).
El hábito del desayuno se debe conservar hasta la edad adulta ya que, puede ser importante en las personas de edad avanzada y se debe de aplicar de acuerdo con las recomendaciones generales para elegir una dieta equilibrada y variada nutricionalmente. Este tiempo de comida debe aportar la cuarta parte de las calorías diarias, cabe destacar que esta recomendación sólo debe aplicarse en la energía. (Barbio, N. Barrubés, L. & Salas, J).
Durante la infancia, es primordial el consumo de macronutrimentos como los hidratos de carbono y las proteínas ya que son esenciales para la formación de los músculos y otros tejidos, además el calcio, el fósforo y la vitamina D son indispensables para la formación de los huesos. El hierro como otro micronutrimento necesario para la hemoglobina (sangre), que ayuda a transportar oxígeno a todos los tejidos del organismo. En el caso de las grasas la evidencia sugiere que en esta etapa es importante tener una alimentación que proporcione ácidos grasos esenciales (omega 3 y 6) que son importantes para el desarrollo nervioso. (Pietro, P. & Gaona, G., 2011).
En algunos estudios se ha observado una asociación entre saltarse el desayuno con un mayor peso, IMC, obesidad abdominal y otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, dislipidemia, diabetes y ateroesclerosis. Así como también, se concluyó que el desayuno tiene efectos positivos en la función cognitiva que fue valorada tras la ingesta en comparación con saltarse este tiempo de comida. (López, A. Cuadrado, E. & Peral, A., 2020).
También se ha descrito una relación entre los niveles más bajos de glucosa en la sangre, motivación, memoria y cognición, incluso una asociación importante entre el consumo de desayuno y un mejor estado de ánimo. Los niños que toman el desayuno pueden mantener el ejercicio por más tiempo en la clase de actividad física en las horas de la mañana presentando también una mejor fluidez verbal. Así mismo se ha reportado una disminución de colesterol sérico por el consumo de energía y cereales que provienen del desayuno, y mejores concentraciones séricas de vitamina B en los niños y adolescentes. La evidencia científica nos muestra el impacto positivo de la ingestión de la una comida adecuada por la mañana sobre el desempeño cognitivo. (Herrera, A. & Criales, J. 2013).
Es necesario que los padres permitan que los niños participen en la selección y preparación de los alimentos para el desayuno, también les deben brindar las herramientas necesarias para preferir alimentos de los diferentes grupos. Así mismo los padres deben ser un ejemplo desayunando con sus hijos con un tiempo adecuado de 15 a 20 minutos, disfrutando de un espacio familiar, evitando desayunos improvisados, sin distracciones y fomentando hábitos alimentarios adecuados. Además, se debe ayudar a que los hijos adolescentes que están tratando de perder peso puedan hacerlo de manera saludable evitando que omitan el desayuno, considerando que es una práctica común entre ellos. (Herrera A & Criales, J., 2013).
Conclusión.
El desayuno como una práctica de vida saludable será la mejor intervención y traerá mejores resultados para los hábitos alimentarios adecuados, no solo en el desempeño académico sino en la salud de la población en general a lo largo de la vida, logrando así significativos cambios sociales. Es necesario que los profesionales de la salud implementen programas de educación nutricional en las poblaciones para fomentar la práctica del desayuno como hábito saludable.
Es necesario que los padres sirvan de ejemplo creando un ambiente con afecto para que se logre la formación de los hábitos de alimentación saludables. Es importante que los educadores y los profesionales de la salud se coordinen para prevenir los trastornos alimentarios en los niños.
Se necesita implementar programas para educación nutricional que promuevan buenos hábitos alimentarios y que puedan adoptar estilos de vida saludables con atención individual y colectivo de la población y además llevar una vigilancia nutricional. Así mismo los profesionales de la nutrición deben promover la investigación sobre los diferentes beneficios del desayuno. Sin embargo, también se necesita que se realicen más estudios de investigación de métodos eficaces y estrategias que la comunidad adopte el consumo de un desayuno adecuado en las diferentes etapas de la vida y así puedan preservar la salud.
Autor: E.L.N. Ma. Rafaela Arellano Arellano.
Bibliografías
Herrera A. (1013). El desayuno y su importancia ¿es realmente una necesidad fisiológica o un hábito saludable? Rev Gastrohup vol. 15 (2), 2027.
Norma Oficial Mexicana, NOM-043 SSA2- 2005. Servicios básicos de salud, promoción y educación para la salud en materia alimentaria. Criterios para brindar orientación.
Pietro, P. & Gaona G. (2011). Desayuno, Órgano informativo del Instituto Nutricional de Salud Kellogg’s.
Barbio, N, Barrubés L. & Salas Y. Importancia del consumo y la calidad del desayuno en población infantil y adolescente.
López, A. Cuadrado E. & Peral África (2020). Importancia del desayuno en la mejora nutricional y sanitaria de la población.
Herrera, A. & Criales, J. (2013). Relevancia del desayuno en la niñez. Rev Pediatría. 46 (2): 7176.