El desarrollo y crecimiento es fundamental durante los primeros dos años de vida, como profesionales de la nutrición, es necesario conocer cómo llevar una alimentación correcta para garantizar un buen estado nutricio durante las primeras etapas de vida, es por esto, que me gustaría abordar este tema (Velarde, 2016).
Conocemos a la introducción de los alimentos líquidos o sólidos después de los 6 meses de vida, en conjunto con la lactancia materna como alimentación complementaria o ablactación, con el fin de cubrir los requerimientos nutricionales de los lactantes, como el aporte de energía, proteínas, hierro, zinc, Vitamina D, E, A, C y complejo B, esta etapa abarca de los 6 a 24 meses (Giraldi, 2015).
Cuando el infante deja de ser amamantado, es decir, que se suspende la alimentación del seno materno es denominado como destete.
Entre las principales características para una alimentación complementaria adecuada, contemplando el tiempo, suficiencia, seguridad y adaptación, encontramos que:
- Durante los primeros 6 meses se recomienda la lactancia materna exclusiva.
- La alimentación complementaria inicia a partir de los 6 meses y continua a los 8 meses con alimentos como verduras y frutas, con una textura de papilla o puré, dos o tres veces al día, después de amamantar al infante.
- En los próximos 8 a 11 meses, se pude incluir cereales, leguminosas y carne a la dieta del lactante, además de los alimentos ya mencionados, con textura blanda y/o troceados, alimentos que puede tomarse con las manos, tres o cuatro veces al día.
- De los 12 a 24 meses de edad la leche materna sigue siendo parte de la dieta del infante, los alimentos pueden ser troceados o picados, tres o cuatro veces al día y pueden incluirse alimentos derivados de la leche, en esta etapa el infante se incorpora a la dieta familiar.
- Se debe posponer la introducción de alimentos potencialmente alergénicos hasta los 12 meses.
- Después del destete, evitar la deficiencia de Hierro y zinc.
- Para la aceptación de sabores, es necesaria la repetición hasta de 10 a 15 veces de la exposición de los alimentos nuevos (OMS, 2019).
En conjunto de un pediatra, debemos monitorear el crecimiento y desarrollo normal del lactante, utilizando herramientas actualizadas como las tablas de crecimiento de la CDC, OMS, cuyo principal objetivo es asegurar un estado nutricio óptimo del paciente menor.
Se ha comprobado que los menores que son amamantados tienden aceptar alimentos nuevos de una mejor manera, debido a la costumbre de sabores y olores que contribuye en la composición de la leche materna que proceden de la dieta de la madre (Scott, 2012) (Hernández ,2006).
Cabe mencionar, que además de conocer los alimentos adecuados para la edad del lactante, también se deben tener en cuenta las medidas apropiadas para la manipulación de los alimentos, con la finalidad de reducir el riesgo de contaminación por microorganismos, por ejemplo:
- Higiene en manos del cuidador antes de la preparación de alimentos y del lactante al ofrecer el alimento.
- Limpieza en los utensilios para la preparación de los alimentos.
- Almacenamiento seguro de los alimentos.
- Manipulación correcta de alimentos (temperaturas, separación de insumos).
- Identificación de características de alimentos seguros y en buen estado.
Además, se debe considerar algunas recomendaciones para el ambiente donde se ofrecen los alimentos, como mantener al lactante en una posición correcta, lejos de distractores (TV) con una comunicación amigable con la familia o cuidador y fomentar la independencia del menor (Alfaro, 2015).
Para finalizar, considero que como profesionales en el área de nutrición debemos conocer los aspectos de una alimentación correcta desde etapas muy tempranas, fomentando y preservando un desarrollo adecuado, con un equipo multidisciplinario.
Autor:
- L.N. Diana Carrillo
Bibliografia.
- Aguilar, M. T. (2006). Alimentación complementaria. AEPap ed. Curso de Actualización, 250-256.
- Alfaro, N. (2015). Alimentación complementaria a partir de los 6 hasta los 24 meses 4. Diplomado Nutrición materno-infantil, 16-17.
- Giraldi, M. P. (2015). Alimentación complementaria en el lactante. Pediatría integral, 260-264.
- Velarde, E. R. (2016). Consenso para las prácticas de alimentación complementaria en lactantes sanos. Boletín Médico del Hospital Infantil de México. , 340-341.
- Escott, S. (2012). Nutrición, diagnóstico y tratamiento. Barcelona: Wolters Kluwer.
- Salud, O. M. (06 de 18). Naciones Unidas. Obtenido de Naciones Unidas: https://www.who.int/nutrition/topics/complementary_feeding/es/